INSECTICULTURA, GRANJAS DE INSECTOS.
- Emisor Queretaro

- 3 jul 2023
- 2 Min. de lectura

Cabañuelas Ambientales.
Heidy Wagner Lacter.
03/07/2023.
Revalorizar los subproductos generados por la industria alimentaria permite transformar lo que podría suponer un costo e impacto medioambiental, en una oportunidad; en este sentido, la insecticultura puede convertirse en una vía para la gestión de los subproductos y contribuir a la economía circular.
A través de este esquema, los insectos transforman los subproductos agroalimentarios en harinas y otros productos de valor añadido. Desde la perspectiva económica, los costos de producción y gestión de una granja son bajos, proporcionando rentabilidades positivas desde el inicio.

Desde el punto de vista ambiental, las granjas de insectos consumen menos agua y alimentos que la ganadería convencional y generan muchos menos gases de efecto invernadero. Naciones Unidas reconoce su contribución a la seguridad alimentaria y al medioambiente.
Expertos en el tema comparten que los insectos tienen un alto contenido en proteínas –entre 40 y 50 gramos por cada 100 gramos de insecto– y algunos proporcionan un porcentaje de ácidos grasos y Omega 3 similar al del pescado. También son ricos en fibra y micronutrientes como cobre, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio y cinc.

De tal suerte que todas estas virtudes sitúan a los insectos en la categoría de los alimentos nutritivos y saludables, con la ventaja añadida de que su producción requiere un menor consumo de alimentos, agua y terreno y genera hasta 90% menos de emisiones de gases de efecto invernadero que la ganadería convencional.
Los estados del sur, centro y sureste de nuestro país son los principales productores y consumidores de insectos: pulgones, escarabajos, moscas, chapulines, gusanos de maguey, jumiles y escamoles. Su consumo, lejos de ser considerado como alimento de último recurso, se da por gusto, tradición, abundancia y porque la gente los califica como limpios, sabrosos y nutritivos.

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